Los Expertos
2 participantes
Página 1 de 1.
Los Expertos
LOS EXPERTOS
(Un cuento Sufi)
Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser enterrado.
Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro. Abrieron el féretro y el hombre se incorporó. "¿Qué estáis haciendo?", dijo a los sorprendidos asistentes.
"Estoy vivo. No he muerto". Sus palabras fueron acogidas con un asombrado silencio. Al fin, uno de los deudos acertó a hablar:
"Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. Y ¿cómo van a equivocarse los expertos?". Así, pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente."
Yo me pregunto, ¿cuántas veces nos dejamos "atornillar" por la opinión de los "expertos", que nos dicen lo que podemos y no podemos hacer, lo que está bien y lo que está mal? ¿Cuántas veces les creemos a los que nos dicen "no vas a poder", "no soy capaz", "tus ideas son utópicas, baja a la tierra"? ¿Cuántas veces dejamos de hacer cosas porque de antemano nos consideramos incapaces?
Y cuando digo esto no estoy hablando de personas discapacitadas, sino de los que estamos supuestamente "capacitados".
Creo que deberíamos tener el coraje de mirar nuestras propias discapacidades, que son muchas, y darnos cuenta que no somos tan diferentes. Sé que esto puede herir el orgullo de varios, pero deberían pensar cuántas veces fueron "sordos" frente a alguien que pedía ayuda, "ciegos" frente a la injusticia, y "paralíticos" cuando deberían haber corrido para socorrer a un hermano.
(Un cuento Sufi)
Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser enterrado.
Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro. Abrieron el féretro y el hombre se incorporó. "¿Qué estáis haciendo?", dijo a los sorprendidos asistentes.
"Estoy vivo. No he muerto". Sus palabras fueron acogidas con un asombrado silencio. Al fin, uno de los deudos acertó a hablar:
"Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. Y ¿cómo van a equivocarse los expertos?". Así, pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente."
Yo me pregunto, ¿cuántas veces nos dejamos "atornillar" por la opinión de los "expertos", que nos dicen lo que podemos y no podemos hacer, lo que está bien y lo que está mal? ¿Cuántas veces les creemos a los que nos dicen "no vas a poder", "no soy capaz", "tus ideas son utópicas, baja a la tierra"? ¿Cuántas veces dejamos de hacer cosas porque de antemano nos consideramos incapaces?
Y cuando digo esto no estoy hablando de personas discapacitadas, sino de los que estamos supuestamente "capacitados".
Creo que deberíamos tener el coraje de mirar nuestras propias discapacidades, que son muchas, y darnos cuenta que no somos tan diferentes. Sé que esto puede herir el orgullo de varios, pero deberían pensar cuántas veces fueron "sordos" frente a alguien que pedía ayuda, "ciegos" frente a la injusticia, y "paralíticos" cuando deberían haber corrido para socorrer a un hermano.
Re: Los Expertos
Nosotros, aunque no nos damos cuenta también estamos paralíticos. Son muchos los aspectos de nuestra vida que están paralizado por diferentes causas:
- El miedo que no nos deja ser nosotros mismos, lo que sentimos y necesitamos expresar, como personas. Miedo que incluso nos impide amar.
- El egoísmo paraliza nuestra atención a los demás y el preocuparnos e interesarnos por todas sus cosas.
- El orgullo paraliza nuestra capacidad, tanto de perdonar como de pedir perdón.
- La avaricia paraliza nuestra generosidad y solidaridad.
- El materialismo paraliza nuestra dimensión sobrenatural de nuestra vida y la búsqueda de los bienes eternos.
- La pereza y la comodidad paralizan nuestra capacidad de hacer el bien que podemos y de crecer, avanzar y mejorar en todos los aspectos de nuestra vida.
- La soberbia, la autosuficiencia, nos hacen pensar que nos bastamos a nosotros mismos, que no necesitamos de nadie, y paralizan nuestro deseo de Dios.
Se podría hacer una larga lista, pero lo importante es darnos cuenta de nuestras parálisis en la vida de cada uno, es la única forma de que pueda nacer en nosotros el deseo de curación y de acercarnos a Jesús para que nos cure. Y Él nos ofrece, ante todo, la curación de nuestro pecado, porque es ésa la causa de tanta parálisis y de tanto sufrimiento en nuestra vida y en la de los demás.
Como el paralítico del Evangelio, quizá también nosotros necesitamos que nos ayuden para acercarnos a Jesús y superar los obstáculos y dificultades que se nos presentan.
Un buen amigo, un familiar, un catequista, un sacerdote, una monja… pueden ser ayudas inestimables que hemos de saber buscar y aprovechar.
Pidamos al señor que ilumine hasta el último rincón de nuestro corazón para que podamos buscar y encontrar todo lo que nos paraliza y nos impide seguir a Jesús y vivir a su estilo.
Busquemos y aceptamos la ayuda que necesitamos para buscar la verdad. Necesitamos de la humildad suficiente para suplicar nuestra curación a Jesús. Él siempre nos escuchará, y hará el milagro de renovar nuestra vida y hacernos partícipes de nuestra salvación. Si nos damos cuenta Dios hace maravilla para nosotros.
- El miedo que no nos deja ser nosotros mismos, lo que sentimos y necesitamos expresar, como personas. Miedo que incluso nos impide amar.
- El egoísmo paraliza nuestra atención a los demás y el preocuparnos e interesarnos por todas sus cosas.
- El orgullo paraliza nuestra capacidad, tanto de perdonar como de pedir perdón.
- La avaricia paraliza nuestra generosidad y solidaridad.
- El materialismo paraliza nuestra dimensión sobrenatural de nuestra vida y la búsqueda de los bienes eternos.
- La pereza y la comodidad paralizan nuestra capacidad de hacer el bien que podemos y de crecer, avanzar y mejorar en todos los aspectos de nuestra vida.
- La soberbia, la autosuficiencia, nos hacen pensar que nos bastamos a nosotros mismos, que no necesitamos de nadie, y paralizan nuestro deseo de Dios.
Se podría hacer una larga lista, pero lo importante es darnos cuenta de nuestras parálisis en la vida de cada uno, es la única forma de que pueda nacer en nosotros el deseo de curación y de acercarnos a Jesús para que nos cure. Y Él nos ofrece, ante todo, la curación de nuestro pecado, porque es ésa la causa de tanta parálisis y de tanto sufrimiento en nuestra vida y en la de los demás.
Como el paralítico del Evangelio, quizá también nosotros necesitamos que nos ayuden para acercarnos a Jesús y superar los obstáculos y dificultades que se nos presentan.
Un buen amigo, un familiar, un catequista, un sacerdote, una monja… pueden ser ayudas inestimables que hemos de saber buscar y aprovechar.
Pidamos al señor que ilumine hasta el último rincón de nuestro corazón para que podamos buscar y encontrar todo lo que nos paraliza y nos impide seguir a Jesús y vivir a su estilo.
Busquemos y aceptamos la ayuda que necesitamos para buscar la verdad. Necesitamos de la humildad suficiente para suplicar nuestra curación a Jesús. Él siempre nos escuchará, y hará el milagro de renovar nuestra vida y hacernos partícipes de nuestra salvación. Si nos damos cuenta Dios hace maravilla para nosotros.
silvia8254- Creativa Super Member
- No. de envíos : 641
Edad : 55
Inscrito el : 08/02/2009
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|